Eres el chorro a propulsión con el
que fabricábamos nuestros sueños de adolescente. Eres un millón de partículas
en suspensión, que transmuta la materia para convertir lo gris en algo hermoso.
Eres la última frontera, el último espacio de libertad entre los muros
opresivos de la gran ciudad. Eres droga, el principio y el fin de una adicción.
Eres la eterna promesa de un arte libre, del arte del siglo XXI, de la
rehumanización de una especie que avanza imparable hacia su conversión en
números y datos estadísticos.
Recuerdo tu tacto frío, tu cuerpo
robusto metálico, tu forma curvilínea. Recuerdo el golpeteo de la sangre en las
sienes en los instantes previos a la salida del color por tu boca. Recuerdo mis
dieciséis años, nuestros dieciséis años, y la adrenalina fluyendo, tensando los
músculos y aguzando los sentidos. Recuerdo la leve conciencia de estar haciendo
algo hermoso y prohibido. El impulso por transgredir, por avanzar, por colocar
nuestro nombre en un lugar más alto, más visible, nos hizo observar la realidad
con una mirada distinta. El graffiti nos reconciliaba con un mundo áspero y hostil.
Nos sentíamos al margen de una sociedad plana repleta de cánones y normas que
sólo añadían más vacío, más tristeza. Lo que empezó como un juego, pronto cobró
una dimensión espiritual: fuimos conscientes de que nuestros nombres
permanecerán en las paredes mucho tiempo después de que hayamos muerto.
Muchos no lo entenderán. No
importa. Ellos no conocen esa sensación, y es mejor así. Acéptalo, eres
diferente. Decidiste regalarle al mundo un pedazo de ti mismo cuando eras un
niño. A eso se le llama arte. Hoy sabes que el arte no siempre es armónico,
bello o estético: el arte también es un wildstyle
que retuerce sus formas y extiende sus líneas hasta el infinito, y el
artista, un encapuchado que recorre una ciudad de madrugada. El arte es un aerosol
que tintinea en las noches y resplandece entre el plata, el rojo, el verde y el
negro. El arte somos tú y yo gritándole al mundo que estamos vivos.
JAVIER NIX CALDERÓN
No hay comentarios:
Publicar un comentario